La economía circular ya no es un ideal teórico: es el motor de una transformación productiva que podría redefinir cómo México fabrica, consume y genera empleo. Detrás de cada smartphone reacondicionado hay una cadena de valor que une sostenibilidad ambiental con desarrollo económico local.
El reacondicionamiento tecnológico no solo reduce desechos: también crea empleos calificados. En México, el sector de reparación y mantenimiento de equipo electrónico y de precisión empleaba a 1.41 millones de personas en el primer trimestre de 2025, según datos del Gobierno de México. Además, según el mismo informe, su salario aumentó 3% respecto a 2024.
Esta dinámica está generando nuevas oportunidades de transición laboral verde. Técnicos, ingenieros y especialistas en diagnóstico digital están construyendo una economía basada en el aprovechamiento de recursos, no en su agotamiento.
Aunado a ello, la adopción de esquemas como Device as a Service (DaaS) o la recompra corporativa permite que las empresas reduzcan costos operativos y su huella ambiental. Estos modelos reemplazan la compra continua por contratos flexibles, donde los dispositivos se reacondicionan, se certifican y vuelven a circular. De esta forma, se extiende la vida útil de los equipos y se mantiene el valor económico dentro del país.
Reducto participa directamente en esta transición al impulsar capacidades técnicas mexicanas en reparación avanzada, certificación de calidad y logística inversa. Cada dispositivo reacondicionado fortalece una red que profesionaliza un sector históricamente informal y lo convierte en una fuente estable de empleo verde.
El impacto va más allá de lo económico: México genera más de 1.5 millones de toneladas de residuos electrónicos cada año, de acuerdo con información de Global E-Waste monitor retomada por el medio Mexico Business. Prolongar la vida útil de los dispositivos reduciría esa cifra significativamente.
Así, cada smartphone reacondicionado representa una inversión simultánea en tres frentes: sostenibilidad ambiental, fortalecimiento económico local y democratización tecnológica. Este triple impacto genera desarrollo medible, tanto en reducción de CO₂ como en nuevos ingresos para comunidades técnicas y centros de reacondicionamiento.
La economía verde mexicana no se construye solo desde las políticas públicas: se construye desde los modelos de negocio que prueban que la sostenibilidad genera empleo, innovación y progreso tangible.
Fuentes:
https://mexicobusiness.news/infrastructure/news/challenges-mexicos-electronic-waste-recycling-goals